Antaño la humanidad no disponía de ninguno de los avances tecnológicos que facilitan la comunicación de nuestra especie como hoy en día, las cartas recorrían largos caminos, las palabras a veces ni llegaban a tiempo, y el grito desesperado de un marinero podía morir en una botella perdida en las aguas del océano; ahora todo eso queda encerrado con llave en el torreón de la literatura romántica, ya que con solo descolgar el teléfono podemos comunicarnos con la mismísima China, textos que cobran voz y vida atravesando el fax de punta a punta de este planeta, por no hablar de como internet acerca el conocimiento al alcance de todo el mundo sin necesidad de cuantiosos desembolses de dinero por un poco de información. Pero me pregunto si justo ahora que podemos alimentarnos de toda esa comunicación hábilmente condensada, tal vez no estemos desaprovechando el avance para impartir y compartir unos principios y modelos a seguir que francamente yo a nivel personal, pongo gravemente en duda.
Me gustaría comenzar hablando de las inspiraciones, los personajes de muchas películas que vemos en nuestra infancia y en la adolescencia acaban siendo parte de los cimientos de nuestros sueños, la primera piedra en la construcción de las paredes de nuestro futuro, es fácil soñar con ser héroes, e incluso decidirnos en el ámbito profesional tan solo por nuestra admiración por uno de los papeles que los actores preparan con tanto entusiasmo, recuerdo haber leído sobre la oleada de arqueólogos a raíz de Indiana Jones, conforme crecemos nos vamos fijando en los personajes de una manera distinta, nos quedamos con la parte más elaborada, aquella que nos deja ver el valor y la fuerza, es posible que en ocasiones la ficción se utilice de puente para mostrar valores o cualidades muy difuminadas en el siglo XXI, todo lo que sirva para aportar un grado óptimo de humanidad a la sociedad de hoy en día puede ser acogido con buena esperanza; pero por desgracia estas inspiraciones tienen un lado un tanto truculento y preocupante, no todo queda en fijarnos como Máximo lucha en la arena del Coliseo con una valentía envidiable y de la cual casi todos carecemos hoy en día, la cosa va más allá y como la gente permanece en un vacío existencial constante causado por el congelamiento casi total de la verdadera esencia de la humanidad, todo esto ha inducido a un comportamiento extremo, me estoy refiriendo a las personas que hacen de la ficción una realidad, llegando a ceñir sus vidas a lo estrictamente inventado sin carácter real alguno. Hace poco leí en la prensa que una de las religiones en auge que más estaba encandilando a las nuevas generaciones era la "Jedi" (si, estás leyendo bien) una iglesia basada en la adoración y culto al universo de Star Wars, tanto es así que ya cuenta con consejeros, el Jediismo cuenta con 46.000 adeptos solamente en el Reino Unido.
¿No es esto una desvirtuación completa y absoluta de los pilares de la humanidad? el ser humano está tan hueco que tiene que recurrir a universos inventados en vez de disfrutar de la vida en un plano real, y aquí no es válido eso de que cada uno hace lo que quiere, estamos comenzando a confundir trastornos mentales que son auténticas enfermedades con libertad, algo que obviamente no tiene nada que ver. Ya no nos quedamos con los valores tal y como antes estaba comentando, eso no basta, hay que llegar un punto más allá y en vez de preocuparnos por la calidad nefasta del nivel de humanidad que está alcanzando nuestra especie por cosas como lo material siempre primero, el egoísmo, el intentar dar de lado al que puede superarnos intelectualmente, o cualquier otra forma de aplastarnos unos a los otros, en vez de todo eso decidimos conceder nuestra admiración a algo inventado que carece de una base realista (ni si quiera en un muy bajo porcentaje), ahora bien, esto no es inspiración, no estamos adquiriendo nada que nutra nuestra alma o nuestro conocimiento, no hablo del que hace recreaciones a modo de entretenimiento, si no del que está intentando buscar una salida a problemas de la vida real con una escapada casi demencial.
Iglesia Jedi de Jeiidismo
Otro punto el cual me gustaría desmigar ya que me preocupa tanto o más que el anterior, es el controvertido y actual término "influencers", ¡ojo! que de esto hasta hay ya unos premios como si fueran los Oscars.
¿Qué es un influencer? Bien, este concepto ha sido acuñado por publicistas sin lugar a dudas, se trata de una persona que ejerce una influencia densa en su público. No es un secreto que YouTube se ha convertido en un lamentable escaparate en el que cualquier persona con una cámara puede ejercer de "youtuber" (cuidado que esto de terminar las cosas en -er es la moda para transformar cualquier actividad en una "profesión"), podría enumerar un sin fin de vídeos nefastos que eliminaría de tan solo un plumazo, y no hablo de aquellos grabados con peor calidad, cantando o bailando en tu cocina, si no de los que realmente contribuyen diariamente a que la sociedad se pudra un poco más, lo peor de todo es que estos canales "gusano" son los que más visitas tienen diariamente, no voy a mentar a ningún youtuber en concreto ya que la lista en inmensa, pero si que os voy a comentar lo que para mi es la decadencia absoluta. Quiero remarcar especialmente que millones de adolescentes se ven influenciados por esta gente, personas que cogen su cámara y graban cosas tipo: Cómo ligarse a una gorda, Mi primera vez en un trío, Una novia para (nombre del youtuber) y así un sin fin de abominables letras juntas que hacen de sus vídeos verdadera bazofia peligrosa y dañina para el desarrollo y crecimiento moral del abanico de niños entre los 10 y 20 años que los ven (si, su público es justamente ese), pero no quiero dejarme atrás dos grupos importantes de alpacas, aquellos que fomentan el bullying subiendo vídeos criticando físicamente a otras personas, y las adorables barbies que se dedican a crear contenido de moda, belleza y alimentación (este último punto de extrema gravedad, dando consejos de como alimentarse sin tener conocimiento alguno), estas particularmente me llaman poderosamente la atención, su presencia en todas las redes sociales es como un virus, mires donde mires están, se dedican a hacernos creer que la vida es perfecta entre muebles blancos y flores rosas metidas en lecheras vintage (literalmente), en un desagradable intento de que parezca normal gastarse 500€ en un mes entre maquillaje y ropa, creando así otro patrón más de estética, propiciando la exclusión social.
Todos los vídeos de moda, belleza, etc siguen exactamente el mismo patrón, sin faltar las luces de navidad de fondo colgadas en la pared y las fotografías de cupcakes y frases motivadoras en el Instagram, y ya de rebote nos vamos a esta red social.
Está claro que el fin de todo lo anterior (al igual que el principio) es el ego, sin más.
¿Qué serías capaz de hacer por un "like"? señores la respuesta completa a esa pregunta os daría pavor, mucho más que cualquier película de terror; a lo largo de mis dos largos años en Instagram he podido ver y pasar por todo tipo de situaciones, pero sin duda lo que más me ha impactado es la manera que tiene la gente de obsesionarse con los seguidores y las puntuaciones que se les da, llegar a hacer sorteos de ropa, joyas o cualquier otra cosa solamente para que tu cuenta tenga más seguidores es sinceramente lamentable. Yo dejé mi antigua cuenta con más de 4.000 seguidores por el ambiente que tenía, la gente solo busca una cosa y eso no es ni más ni menos que alimentar su ego.
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"Querída gente gorda", ese es el título del vídeo |
No toméis a personas que no conocéis como ejemplo porque os parezca que su vida (en la pantalla) es mejor que la vuestra, no es así, los ejemplos se deben beber de otras fuentes y sobre todo saber bifurcar entre el contenido altamente dañino y el inocuo. Existen personas que luchan por la vida, como los héroes que cada día que enfrentan a una quimioterapia, o los que deben levantarse a diario después que un accidente les haya segado posibilidad de andar, gente que si te dice una frase motivadora o sube una foto a Instagram si que debes de apoyarla y admirarla.
Luego están los maestros, un selecto grupo que no todo el mundo es capaz de atisbar, grandes personas que realizan hazañas incalculables pero que no todos son reconocidos o si los nombras poca gente sabe de sus vidas, es el ejemplo de José Antonio Lasheras, el eterno Director de las Cuevas de Altamira, fallecido el 26 de Febrero de 2016 en un accidente de tráfico, mi máxima inspiración. Siempre soñé con verlo y poder estrechar su mano, ese sueño se ha desvanecido, nunca he visto tanta fuerza en una persona al hablar, retransmitía la pasión por su trabajo, ese brillo en los ojos al mirar una pintura rupestre, su rostro en armonía en la entrada de Altamira, las ganas de saber más, nunca olvidaré la primera vez que leí uno de sus textos en un libro sobre la cueva.
Tal y como Lasheras existen millones de profesionales casi anónimos en este mundo superficial, frío y anestesiado por la telebasura, que no nos molestamos en admirar, preferimos lo banal, aquello que carece de importancia, lo que tarde o temprano dejará de funcionar, por que el engranaje comercial es muy débil y tiende a desmoronarse con mucha facilidad, pero las personas auténticas perduran como las estrellas en el cielo cada noche, en la facultad de aprender reside la pasión por la vida.
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