La semana pasada estaba recopilando el material de estudio que tenia por casa, tratando de ver las cosas que necesitaba para empezar.
Al hacer la lista, apunté lo típico: bolígrafos, lápices, libretas... pero después de quedarme mirando lo que estaba escribiendo me sorprendí a mi misma tachando el 90% de las cosas.
No necesito nada.
Tengo todo lo importante para poder estudiar, en algunos países se empiezan las clases con medio lápiz y una hoja.
¿En qué tipo de persona materialista me he convertido?
Damos un asombroso valor a todo lo material desde que nacemos.
He sido coleccionista de muchas cosas, todas ellas en su totalidad materiales, y ahora me doy cuenta que solo te llenan en el momento que las adquieres. Después, mengua la sensación, de hecho incluso dejan de tener importancia para ti, solo pones el objeto a continuación del resto y ahí se queda.
Además de coleccionar, he comprado siempre mucha ropa, zapatos, bolsos, cosmética, en definitiva cosas que no necesito.
Hay gente que solo tiene el cuenco donde come y una muda de ropa.
Hoy en día se trabaja para pagar cosas que nos atan de una manera tan fuerte, que si no las tenemos nos creemos menos afortunados que el resto de las personas.
Llegamos a un punto en el que se mide a las personas por lo que tienen. Solo cuenta eso, si mi televisión es mejor que la tuya te fastidias.
Me niego a dejar que tener o no tener un objeto inerte en mi poder, pueda controlar mi estado de ánimo.
Los valores humanos son cada día aplastados y arrastrados por la propia humanidad, todo el mundo que nos rodea es 100% material. Ya no tiene cabida nada más.
El mundo está preparado para hacernos felices sin necesidad de comprar.
He llegado a la conclusión de que todos (sin excepción) somos compradores compulsivos. Adquirimos cosas para que en el momento que las tenemos en las manos nos proporcionen felicidad momentánea, pero que sin duda es solo una ilusión que se desvanece en tan solo unos minutos.
Saciamos las carencias que posee nuestro interior con esa falsa sensación. Carencias que mecen nuestra vida y nos privan de sentir al mundo tal y como es.
Si tu dices que te has comprado unos zapatos de 100€ esperas que la gente te diga "Que maravilla, son preciosos", y no nos da vergüenza decir que nos hemos gastado esa barbaridad en unos zapatos.
Pero sí que nos da vergüenza y nos guardamos para nosotros otras sensaciones que nos llenan más pero que la sociedad no ve de igual manera, por ejemplo, andar bajo la lluvia en mitad del campo.
Yo personalmente, he decidido dejar de tener el apego y la veneración que en este momento de mi vida tengo a las cosas materiales.
Y empezar a disfrutar de las sensaciones que de verdad nos llenan, sin necesidad de pagar y pagar por cosas que realmente no me llenan el alma.
Las huellas de la tierra
De corazón he de decirte que me has hecho reflexionar. Llevas completamente razón.
ResponderEliminarsi... soy un materialista y después de leer esto me doy cuenta al máximo, por mi parte también voy a intentar disfrutar lo que no cuesta dinero
ResponderEliminarTienes toda la razón!! Yo me propuesto comprar solo las cosas que necesite de verdad y dejar de comprar por impulso o porque tiene una oferta muy buena. Voy a disfrutar de lo que no cuesta dinero. Un beso
ResponderEliminarLeí un libro titulado "Simplifica tu vida", desde entonces... al pie de la letra.
ResponderEliminarLeí un libro titulado "Simplifica tu vida", desde entonces... al pie de la letra.
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