Un socavón de inmoralidad nos separa de los principios básicos que deberían habernos inculcado de pequeños, tanto es así que estamos acostumbrados a ponerle nombre, fecha y precio a los sentimientos ¿es necesario ponerle una fecha en el calendario a todo?.
No escucho más que quejas de lo "americanizado" que está todo, pero cada día se acogen con mayor jolgorio las fiestas extranjeras, destronando las nuestras y ofendiendo la memoria de nuestros propios antepasados.
Halloween, voy a empezar por aquí ya que acaba de pasar, de toda la vida recuerdo ir a un pequeño pueblo en la costa a casa de mi abuela Elisa, sentarme en su sofá frente a la chimenea y dejar que el silencio invadiera cada rincón de aquella entrañable casa. Ni si quiera se ponía la televisión, ni música, solo se portaba una bandera silenciosa de respeto, era el día de las ánimas.
Ahora cojo mi libro de Bécquer y con el relato "El monte de las ánimas" paso esas fechas leyéndolo a la luz de una vela.
Cultura española con la que hemos sido amamantados desde bien pequeños. No hacía falta grandes celebraciones, ni disfraces, caramelos, y demás banalidades, solo una vela. Aquel cirio se prendía para recordar a los que un día se fueron, sin más, una llama para alumbrar su camino en la eternidad.
Ahora hemos adoptado la fiesta de Halloween ¿alguien sabe de dónde viene o qué significa? supongo que no, ya que no importa, solo interesa que es una fiesta. Comer, beber y diversión, mientras cogemos las tradiciones españolas, las hacemos una bola de papel y las lanzamos al cubo de la basura. Provocamos que los niños asocien el día de los difuntos con comprar disfraces, y dulces, aquí tenemos el primer ejemplo lamentable de poner fecha y precio a todo.
Niños comprando cosas de Halloween
Durante el año podemos detenernos en centenares de días para causas absurdas, y digo absurdas por que yo no considero que el primer domingo de Mayo sea el día de la madre ¿solo hay que acodarse de las madres ese día?. Mi madre es ejemplar 365 días al año, y por lo tanto no necesito un momento comercial y sin fundamento para regalarle algo, siempre se ha dicho que los grandes almacenes han fechado los sentimientos para vender, pero me gustaría saber hasta qué punto somos nosotros mismos los que nos proponemos esperar a determinada fecha para acordarnos de nuestra madre.

Sin contar que en esos días que la sociedad tacha de especiales, los precios de todo lo vinculado a la fiesta en cuestión aumentan de una forma inverosímil e insultante.
He llegado a ver una sola rosa por 23€ + envío, sí, esto es real. Una mafia de atracadores sin escrúpulos que ponen el precio a tu vida. Maneras de vender durante el año lo que antes solo vendían en carnaval, un respiro para las fábricas de los bailes de máscaras comerciales, los bancos.
Esto es una trama tan disparatada que han terminado por convencernos de que necesitamos comprar todo lo que ellos creen que es lo apropiado para esa cruz en el calendario. Una tela de araña cosida, hilvanada y sellada con un arte digno del mismísimo Al Capone. Tanto vale lo que regalas, tanto vales como persona, increíble.
Todo el mundo está alabando el magnífico y emotivo anuncio de la Lotería de Navidad, si de verdad un anuncio que solo promociona la solidaridad monetaria os parece tan magnifico... tengo ya mis dudas sobre el sentido común.
Os puede parecer una idea maravillosa de los publicistas para vender décimos como locos, pero no es un fondo navideño, eso no es la Navidad, y que nadie me venga diciendo que compartir, ser solidario y el gesto de darle un décimo es algo del espíritu del 25 de Diciembre, es dinero, no humanidad.
Para empezar en esas fechas navideñas se celebra el nacimiento de Jesús, por lo tanto las personas que se declaran ateas no entiendo bien qué hacen sentándose en una mesa familiar con los turrones, pero bueno, volviendo al tema de la Lotería, creo que la Navidad reside en un abrazo, en un beso, en un lo siento, en una sonrisa y sobre todo reside en los corazones de las personas cristianas.
De aquí vamos ya a lo que considero el tramo final de esta reflexión, nadie por poner una mesa más grande o mejores adornos tendrá una Navidad más bonita.
Ningún niño debe esperar esas fechas simplemente por los regalos, es muy deprimente que solo cuenten los catálogos de juguetes y ya ni se ponga un Belén en las casas. Para los cristianos, es una fecha en la que celebramos el nacimiento del hijo de Dios, si tu eres cristiano y estás leyendo esto piensa un instante en lo que estamos convirtiendo la Navidad cada año, un circo de gastos astronómicos, hemos monetizado nuestra fe, yo me niego a seguir haciéndolo, soy cristiana, no católica, y la Navidad es paz y amor, no regalos y dinero.
No dejes que nadie ponga precio a tus sentimientos, solo uno mismo es el dueño de sus latidos.
Los mejores recuerdos de tu vida serán los que no te han costado ni una sola moneda
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