Pero hay un lugar al cual se accede bajando por unos cuantos escalones, lúgubre, silencioso y profanado en un sin fin de ocasiones. Poco respetado y a menudo tomado como una simple muestra de una cadavérica y perturbadora exposición de los monjes Capuchinos, las Catacumbas de Palermo.
Sicilia acoge en Palermo esta singular estancia, está situado bajo el Monasterio de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.
Pasado el año 1590 los monjes deciden otorgar a los menos afortunados de Palermo y a los viajeros que lo precisaran, un lugar donde guarecerse y descansar durante las duras noches invernales. Es entonces cuando deciden utilizar la cripta que hasta entonces velaba a sus difuntos como posada de ayuda.
Sacaron los cuerpos para trasladarlos a unas nuevas catacumbas excavadas bajo el Monasterio, pero su sorpresa llegó al punto álgido cuando comprobaron que cerca de cincuenta cadáveres se conservaban casi en perfecto estado, a pesar del paso de los años.
Habían sido enterrados en nichos excavados, sin ningún tipo de ataúd, por lo que la temperatura, la sequedad y las condiciones de aquel lugar habían logrado una momificación natural.
Fue entonces cuando conscientes de este hecho, comenzaron a enterrar a los miembros de la Orden que fallecían en las catacumbas.
En el año 1599 es depositado allí Fray Silvestro Da Gubbio, el inquilino más antiguo de esta morada digna de una película de Tim Burton.
En principio solo era para la Orden, pero se comenzó a dejar depositar sus cuerpos a gente pudiente, tanto es así que la gente dejaba en sus testamentos indicaciones de la ropa con la que debían dejarlos, así como la que pasado un tiempo deberían de cambiarle.
Estar cerca de Dios y de la fe se convirtió en la prioridad máxima y venerada de los habitantes de Palermo.
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Fray Silvestro Da Gubbio y una vista general de las catacumbas de Palermo |
¿Cómo conservaban los cuerpos los monjes?
Al poco de descubrir que aquel excepcional lugar conservaba de manera natural los cuerpos, fueron perfeccionado su técnica y poniendo más empeño en ello.
Desarrollaron todo un centro de operaciones en aquella catacumba. Métodos que hacían florecer la conservación terrenal más allá de la muerte.
Dejaban secar el cuerpo en pequeñas celdas, llamadas coladores, durante aproximadamente de 8 a 9 meses.
Después los trataban con vinagre y los dejaban secar, pero más tarde descubrieron que las personas fallecidas por envenenamiento de arsénico se conservaban mucho mejor, así que el alcohol y el arsénico pasaron a formar parte indispensable de su secreto. En las épocas de epidemia era habitual bañar los cadáveres con cal o arsénico, no podía prosperar la muerte entre los monjes que cuidaban los cuerpos.
También los recubrían con paja, esto facilitaba la absorción de humedad. Era habitual embalsamar los cadáveres, por ello podemos ver distintos tipos de momia en las catacumbas.
Todos ellos eran expuestos con sus mejores ropas, como si de un macabro baile de máscaras se tratara.
En el año 1866 los Capuchinos son expulsados por los decretos de exclaustración, hasta el año 1897 no regresan al Monasterio, intervalo de tiempo en el que el lugar fue custodiado por el Ayuntamiento de Palermo. Los cuerpos carecieron de cuidados, por lo que algunos sufrieron daños irreparables.
Durante los siguientes años los religiosos dedicaron sus vidas a la restauración y conservación de las catacumbas.
1939, llega la temible contienda, la Segunda Guerra Mundial azota la cara más amarga de la historia.
Todo el mundo sufre sus consecuencias. Las catacumbas son saqueadas sin piedad, los ojos de cristal que tenían sus moradores son expoliados, los incendios se cobran parte de la historia de Italia, y el Monasterio salda parte de esa horrible cuenta.
Nada escapa del desalmado corazón de los conquistadores, todo es poco para ellos, y ríen del descanso eterno de aquellos que allí yacían siglo tras siglo.
Podemos hablar de casi actualidad al referirnos al año 1966, es cuando se decide instalar una red metálica para separar las momias de los visitantes.
Ponen un cartel en la entrada pidiendo respeto, que no se hagan fotos y mucho menos vídeos. Pero nada de esto parece importar a los viajeros que en cada visita perturban el descanso de esas almas.
3€, solo tres, ese es el mísero precio que los monjes aceptan hoy en día por entrar a ver los cadáveres de las personas que confiaron sus cuerpo a la fe.
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Red metálica instalada en el año 1966 |
Al principio de este artículo, hago referencia a que muchas personas piensas que este sitio es solo una muestra latente de algo macabro y sin fuste, pero no.
Pensar eso es un insulto para los monjes que decidieron dar así a conocer un lugar de culto y reflexión.
¿Cuál era en un principio el fin de las catacumbas? Apreciar la vida.
Poder sentarte en mitad de las galerías y dar gracias de estar vivo, salir por la puerta y respirar la inmensidad del mundo, bañarte con el sol y dejar de pensar que el ser humano está en la tierra para dominarla. Somos parte de ella y tarde o temprano volveremos a su seno.
Sin importar procedencia, clase, pensamientos o profesiones.
El cometido en definitiva era rendir homenaje a la transición entre la vida y la muerte.
Tanto es así que en el año 1881 el pintor Calcedonio Reina, plasmó en un cuadro este sentimiento.
Una obra a la que tituló Amore e morte.
Representa el amor, un beso de enamorados en plenas catacumbas. Digno de ver y de admirar.
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Obra Amore e morte |
Las galerías están divididas por una clasificación muy ordenada, hombres, mujeres, vírgenes, niños...
Niños, hasta ahí nos acercaremos un momento, Rosalía Lombardo. Es imposible escribir sobre las catacumbas de Palermo sin mencionar a la pequeña bella durmiente.
Rosalía nació el 13 de Diciembre de 1918, hija del General Mario Lombardo. Su vida se vio truncada cuando una neumonía paró su respiración un frío 6 de Diciembre de 1920, con tan solo dos años la muerte se había cobrado un ángel.
El General roto por el dolor se negó a dejar ir a su pequeña, fue entonces cuando recurrió a un amigo de la familia, Alfredo Salafia, taxidermista y embalsamador.
Ese hombre trató el cuerpo de la niña para preservar su imagen hasta el fin de los tiempos, y lo logró. Además de ello convenció a los monjes para que acogieran el cuerpo y cuidaran de ella, por aquel entonces ya no se admitían más cadáveres.
Durante muchos años la conservación del cuerpo de Rosalía ha sido un misterio, se llegó a pensar que los monjes habían sustituído el cuerpo de la pequeña por una muñeca.
Se conservaba a la perfección, como una bella durmiente, de ahí su apodo.
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Alfredo Salafia |
Salafia murió en el 1933 a causa de un infarto y con él se llevó a la tumba la fórmula secreta, que en un principio se llegó a comercializar cuando Alfredo vivía.
Actualmente, el científico Piombino Mascali ha dado con un manuscrito entre las pertenencias de Salafia, la fórmula aparecía en él.
El embalsamador, utilizó sulfato de zinc, glicerina y formalina. En las venas de Rosalía se inyectó alcohol con ácido salicílico y en su rostro parafina disuelta en éter.
Hasta los órganos de la pequeña se conservan a la perfección, cosa que sabemos a raíz de los estudios que en el año 2008 el National Geographic practicó a la momia sin autorización de la familia.
Lo que desató un grave problema entre la hermana (nacida en el año 1925 y bautizada con el mismo nombre) y el National G. ya que después de esas pruebas la momia se ha deteriorado considerablemente. El féretro de Rosalía estaba forrado de plomo y con un doble vidrio sellado con cera, quitaron el sello.
La niña ha pasado de ser castaña a rubia, su color ha cambiado, el de sus ropas, sus ojos están entre abiertos al igual que su boca y su piel ha empezado a deteriorarse.
Han intentado arreglar esta insensata e irreparable acción poniendo el féretro dentro de una cápsula, pero su deterioro no ha cesado.
Por esta razón su hermana hizo un comunicado expresando su molestia y anunciando que pronto comenzará una restauración para intentar devolver a la pequeña su aspecto original.
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Antes, año 2007 Después, año 2013 |
Si los del NG no meten la mano se mueren, que gente... de verdad.
ResponderEliminarMuy buen artículo ;)
Me he enamorado de ese cuadro a ver si encuentro una réplica.
ResponderEliminarCada vez me gusta más como escribes. Un beso
para pasar ahi una noche jajajaja me ha encantado!!
ResponderEliminarMuy fuerte lo de National, ahora deberían abonar ellos la restauración.
ResponderEliminarEl artículo me ha dejado impresionado, un 10.
Sin comentario
ResponderEliminarSin palabra quede impresionada
ResponderEliminarSi quede impresionada
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